Todos tus comportamientos, los que te hacen sentirte bien y también los que te hacen sentirte culpable, tienen una intención positiva, ya sea consciente o subconsciente.

Es cierto que en ocasiones tu comportamiento viola alguno de tus valores, y por eso te sientes culpable.

Pero también es cierto que, cuando tomaste la decisión de comportarte así, existía una buena intención para hacerlo: conseguir algo que deseabas, evitar un mal mayor, cubrir una necesidad o procurarte un placer inmediato.

Si la acción llevada a cabo te hace sentirte culpable, localiza la intención positiva de tu comportamiento. Y, la próxima vez, elige otro comportamiento que, respetando la intención positiva del primero, no viole tus valores.

Confía en ti y en que tus decisiones futuras estarán cada vez más alineadas con tus valores; y así conseguirás que la culpa vaya dejando de pesar en tu vida.