Al contrario de lo que puedas pensar, tener muchas opciones entre las que elegir, lejos de facilitarte tomar una decisión, te lo pone más difícil.

A partir de 3 opciones, tu cerebro comienza a “perderse”, aumentando tu confusión y haciendo que aparezca tu miedo a equivocarte.

Por eso, una vez que tengas claridad en lo que quieres conseguir, la manera más fácil de tomar una decisión sobre cómo hacerlo es reducir el número de opciones entre las que tienes para elegir.

Reduce tus opciones como máximo a 3, para que valorar los riesgos y los beneficios sea una tarea fácil que te permita decidir con el menor gasto de energía posible.

¡Elije hacerlo fácil!