¿MENOPAUSIA O PLENOPAUSIA?

La menopausia es una etapa compleja en la vida de las mujeres, pero no tiene por qué estar llena de sufrimiento.

Si bien sientes que estás al final de tu vida reproductiva, que tu papel como madre pierde protagonismo, que tu vida laboral ha alcanzado su techo y ya no te ves tan atractiva y sexi como antes, con el enfoque adecuado, puedes vivir esta etapa de tu vida de manera equilibrada, serena, plena y feliz.

Y puedes pasar de sufrir la menopausia a disfrutar la PLENOPAUSIA!

En lugar de centrarte en los síntomas y las dificultades de la menopausia, adopta un enfoque proactivo hacia tu bienestar físico, mental y emocional.

Este es tu momento, ahora dispones de más tiempo para ti; y tienes claro lo que te gusta y lo que no estás dispuesta a sacrificar por conseguir nuevas metas o cumplir las expectativas de los demás.

Es el momento de iniciar nuevas actividades que te estimulen, que te proporcionen bienestar y placer; esas para las que no has tenido tiempo hasta ahora.

Además, comprender cómo funciona tu cuerpo, tu mente y tus emociones te ayudarán a sentirte capaz de abordar con éxito cualquier desafío que surja.

Priorizar tu autocuidado es fundamental en esta etapa. Esto incluye comer alimentos nutritivos, descansar lo suficiente, dedicarte un tiempo diario y buscar apoyo social cuando lo necesites.

Recuerda: la menopausia es una etapa natural de la vida de una mujer. En lugar de sufrir por los síntomas, vívela de manera más plena y equilibrada, priorizando tu bienestar y disfrutando de cada momento.

ATRACONES Y CULPABILIDAD

Los atracones, y el sentimiento de culpa que los acompaña, son desafíos comunes que muchas mujeres afrontan durante la menopausia.

Los atracones están relacionados con tus emociones desagradables, como el estrés, la ansiedad o la tristeza, y te llevan a comer en exceso como una forma de aliviar temporalmente estas emociones.

El sentimiento de culpa que sigue a un atracón, además de ser abrumador, inicia un ciclo negativo de comportamientos que te lleva a comer más y más y más …

No es que seas débil, o no tengas autocontrol, es la falta de herramientas de gestión emocional la que te hace darte atracones. Por lo tanto, deja de criticarte y castigarte por ello, porque lo único que conseguirás es que los atracones aparezcan con más frecuencia.

Aceptar la situación actual, tomar responsabilidad para cambiarla y ser más compasiva contigo misma te ayudará a superar el sentimiento de culpa para que los atracones desaparezcan.

Es hora de buscar alternativas saludables para manejar tus emociones!

Recuerda que, si bien los atracones y el sentimiento de culpa son desafíos comunes durante la menopausia, con apoyo emocional puedes superarlos y conseguir una relación más saludable con la comida y contigo misma.

 

ANSIEDAD NOCTURNA POR COMER

La ansiedad nocturna por comer es un desafío a afrontar muy a menudo en la menopausia. Pero existen estrategias efectivas para gestionarla de forma que no interfiera con tu descanso y con tu peso.

Aunque las fluctuaciones hormonales pueden desencadenar ansiedad y antojos nocturnos, en la mayoría de los casos el origen de la ansiedad nocturna es emocional.

Llegas a la noche agotada por un día sobrecargado de tareas que no te satisfacen y en el que has disfrutado de pocos momentos de placer.

Y la forma de relájate y darte un premio está bien a mano: comer aunque no tengas hambre.

Un buen truco para gestionar eficazmente la ansiedad nocturna por comer es beber una taza de té de hierbas o una bebida caliente sin cafeína, lo que te ayudará calmar la mente y darte ese momento amoroso de placer antes de dormir.

Escribir en tu diario emocional al final del día también es útil a la hora para identificar y abordar las preocupaciones o pensamientos que están contribuyendo a tu  ansiedad nocturna por comer.

Crear un ambiente propicio para el sueño, como leer o meditar, y evitar usar dispositivos electrónicos antes de acostarte, te ayudará a tener un mejor descanso y a reducir tu ansiedad nocturna por comer.

Sin embargo, recuerda que para eliminar la ansiedad nocturna por comer necesitas estrategias de gestión emocional adecuadas, que te permitirán mejorar la calidad de tu sueño y mantener tu peso más fácilmente.

Recuerda: ¡cuida de ti misma y prioriza tu bienestar!»

CAMBIAR TUS HÁBITOS FÁCILMENTE

Durante la menopausia muchas mujeres se esfuerzan en adelgazar, sin conseguirlo.

Esto se debe a que centran sus esfuerzos en cambiar sus hábitos tanto alimenticios como de actividad física. Pero, ¿qué pasa si te digo que el problema no radica en tus hábitos sino en algo mucho más profundo?

En lugar de enfocarte en cambiar lo que haces, averigua qué es lo que te impulsa a comportarte de ese modo. Es hora de explorar la relación que tienes contigo misma y con los demás; y de abordar las emociones que te impiden lograr y mantener esos buenos hábitos que tanto deseas.

Sin una gestión emocional correcta, emociones como la ansiedad o la tristeza te conducirán a comer en exceso o a refugiarte en el sofá en lugar de moverte.

Así que gestionar tus emociones y trabajar en una relación equilibrada contigo misma y con los demás es una forma mucho más eficaz de adelgazar al de librarte de los patrones de comportamiento que te impiden alcanzar tus objetivos de bienestar.

Recuerda: la menopausia es un momento de transformación y abordar tus emociones es la clave para lograr un equilibrio duradero en tu vida. Atrévete a mirar más allá de tus hábitos y descubre el poder de cambiar desde dentro hacia afuera para vivir más plenamente y feliz!

EL HAMBRE EMOCIONAL

Durante la menopausia, muchas mujeres experimentan cambios significativos tanto físicos como emocionales.

Uno de los desafíos más comunes a afrontar durante esta etapa es el hambre emocional: ese deseo intenso de comer no por hambre física, sino como respuesta a emociones desagradables como la ansiedad, la tristeza, la frustración o la soledad.

El hambre emocional es una forma de intentar llenar un vacío emocional con comida, buscando confort o distracción temporal de esas emociones desagradables.

Recurrir repetidamente a la comida para satisfacer tus necesidades emocionales es la causa principal de ganar peso durante la menopausia.

Y aunque la comida te proporciona un alivio momentáneo, no resuelve el origen del problema.

Aprender a gestionar tus emociones te permitirá identificar cuáles de ellas están perjudicando tus hábitos alimenticios y satisfacer tus necesidades emocionales de manera más saludable sin tener que recurrir a la comida.

Recuerda: abordar el hambre emocional evitará que comas por razones equivocadas, te permitirá desarrollar una relación más equilibrada y saludable con la comida y ¡cuidar de ti misma para vivir más plenamente y feliz!

MUROS (DERRIBABLES) QUE TE IMPIDEN TOMAR ACCIÓN PARA ADELGAZAR

¿Cuántas veces a lo largo de tu vida has pensado en adelgazar? 

Recuerdo una tarde que estaba ayudando a mi hija Blanca (que por aquel entonces tendría unos 9 años) con sus deberes de matemáticas.

Tenía que resolver un problema de días, meses y años … algo así como “Si Ana va al mercado 3 días a la semana, ¿cuántas veces irá en un mes? Y ¿cuántas veces habrá ido después de 4 años?”

Mientras ella calculaba las idas y venidas de Ana al mercado, mi cabeza viajó hacia un pensamiento bastante recurrente en mí en aquella época (como en muchas otras de mi vida): tengo que adelgazar.

Y a continuación de éste vinieron los inevitables “peros”: ahora no tengo tiempo de ir al gimnasio; no me apetece nada ponerme a dieta; al final siempre la dejo antes de adelgazar lo suficiente; no merece la pena ni ponerme porque pierdo con mucho esfuerzo y luego engordo de nuevo; la medicación que estoy tomando me hace engordar y no va a servir de nada

Con las preguntas que me hacía mi hija, el problema de matemáticas y mis pensamientos terminaron por fusionarse; y me vi calculando cuántas veces a la semana, mes y año pensaba en adelgazar sin ponerme a ello realmente!

Te animo a que lo calcules tú también: toma papel y bolígrafo (o calculadora) y escribe cuántas veces lo piensas en una semana, multiplícalo por las 53 semanas del año y por todos los años que llevas pensando en adelgazar.

Impresionante cifra, ¿verdad?

De todas esas veces, ¿cuántas has tomado realmente acción?

Como dice el refrán, “del dicho al hecho hay un buen trecho”.

(No se trata de que te juzgues ni te culpabilices por ello. Sólo de que tomes conciencia.)

¿Te has preguntado alguna vez qué es lo que te está impidiendo pasar a la acción?

¿Por qué tu cabeza sabe qué hacer, pero tu cuerpo no lo hace?

Hoy te explico los 2 principales motivos.

El primero es que tu cabeza no siempre juega a tu favor

Si leíste mi post “PROPÓSITO: ADELGAZAR. Consíguelo en 4 sencillos pasos”,  ya sabes que tu cerebro está diseñado para ahorrar energía.

Y cualquier acción que le suponga un esfuerzo extra, sin percibir que el resultado merece la pena, supondrá la aparición inmediata de excusas que te impedirán alcanzar el resultado que esperas.

En algunas ocasiones estas aparecen por lo que te estás diciendo y cómo te estás hablando. Entonces  tu cerebro te boicotea llevándote a procrastinar, es decir, a retrasar continuamente el paso a la acción.

En otras, y debido al exceso de información que hay en todas partes sobre qué hacer para adelgazar (la gran mayoría inútil), te quedas atrapada en la “parálisis por análisis”, consumiendo tal cantidad de energía en tomar una decisión que ya no te queda nada para pasar a la acción.

El segundo motivo es porque en la ecuación mente-cuerpo falta un factor MUY importante: tus emociones.

Y, en concreto, unas de ellas: tus MIEDOS.

Lo que te dices para no pasar a la acción no es más que la voz de tus miedos: miedo a no lograrlo, miedo a perder el tiempo, miedo a elegir una opción y equivocarte, miedo a sufrir, miedo a que no funcione, miedo a no ser capaz, miedo a no merecer conseguirlo …

Estoy segura de que has oído hablar de la zona de confort.

Al contrario de lo que su nombre indica, no es el lugar en el que estás cómoda (dudo que tu sobrepeso te haga sentir así; si no, no estarías leyendo este artículo). 

La zona de confort es tu zona conocida, esa en la que tu cerebro se siente SEGURO.

Y, ¿cuáles son los muros que tu cerebro levanta alrededor de tu zona de confort para protegerte (o encerrarte)?

Tus MIEDOS.

A partir de ellos, comienzan a aparecer (como invitadas a una fiesta en la que nadie se lo pasa bien) otras emociones como la falta de confianza, la culpabilidad, la ansiedad, el estrés, la frustración y la falta de motivación. 

Y, como en cualquier fiesta, estas invitadas poco deseables te piden COMIDA!

Entonces la reunión se vuelve un desastre del que cada vez te parece más difícil escapar; y cuyo resultado es que, en lugar de tomar acción para adelgazar, comes más!

Pero, ¿cómo escapar de esta prisión?

Con las herramientas adecuadas!!! 

Y no hablo de pico y pala para cavar un túnel (jijiji). 

Sino de gestionar esos miedos y activar tu motivación para dar seguridad a tu cerebro de que el resultado que conseguirás merece la pena (o mejor dicho, la alegría).

Atenta a mi siguiente post dónde te facilitaré algunas de estas herramientas para derribar los muros que te impiden adelgazar.

EL SECRETO QUE ESCONDEN TUS EMOCIONES

mujer a punto de estallar

¡ODIO SENTIRME ASÍ!

Quién no ha dicho esta frase alguna vez en su vida, en especial cuando te invade la angustia, la frustración, la depresión, la ansiedad, los nervios, el estrés …

Y es que la tristeza, la ira o el miedo son emociones incómodas que preferirías no sentir. Pero ¿sabías que estas emociones tienen oculto un mensaje para ti?

Y es que el ser humano tiene 3 necesidades psicológicas básicas que debe cubrir:  la necesidad de Amor, de Seguridad y de Libertad.  Y la tristeza, el miedo y la ira nos informan de cuándo estas necesidades no están siendo cubiertas de manera adecuada.

  • La falta de amor se revela a través de la tristeza (dolor, nostalgia, pena, melancolía…)
  • La falta de seguridad se manifiesta a través del miedo (angustia, pánico, ansiedad, inquietud, nerviosismo…).
  • La falta de libertad conduce a un sentimiento de ira (enfado, rebelión, cólera…).

Así pues, la tristeza es tu respuesta ante la pérdida, el miedo frente a la amenaza y el enfado ante el agravio. Por eso estas y otras emociones desagradables son tan valiosas para tu supervivencia y equipoise for sale bienestar.

Sin embargo, desde niños nos han enseñado a enmascarar nuestras emociones “negativas” y a no mostrarlas a los demás; frases como “los niños no lloran”, “tener miedo es de cobardes” o “a nadie le gustan las niñas que se enfadan” forman parte de nuestra educación y evitan que nos paremos a escuchar cómo nos sentimos y por qué.

Ante cualquier emoción desagradable tienes dos opciones: tratar de esconderla o aceptar la información que te trae y usarla en tu beneficio, como una guía de tus decisiones y comportamientos.

Por eso, hoy te invito a pararte y escuchar tus emociones, porque como dice Carl Jung, “Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de sus vidas fuerzan a que se reproduzcan tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña lo sucedido. Lo que niegas, te somete. Lo que aceptas, te transforma».

Y ahora que ya conoces el secreto, ¿qué vas a hacer?

Si quieres saber más sobre tus emociones y sobre cómo gestionarlas para que sean un impulso en tu vida (y no un freno), contacta conmigo y trabajaremos juntas en ello.